viernes, 31 de octubre de 2014

Different is Beautiful.

Las personas nacemos en un entorno y tiempo determinado, crecemos y aprendemos en otro o en el mismo entorno, pero ya otro tiempo determinado (aunque el entorno con el tiempo siempre cambia, por mucho que digamos que es el mismo entorno), etcétera. Las personas estamos en constante cambio, en constante aprendizaje, en constante recopilación de información a nuestro cerebro con todo lo que se nos muestre ante nosotros y uno de nuestros sentidos lo capten. Sin embargo, hay diversas culturas, incluso muy diferentes entre ellas, y todo esto se adquiere desde el momento en el que se nace, por lo citado anteriormente. Sin embargo, entre estas culturas, no todas pueden “llevarse bien” por completo. Quizás por partes, quizás algún detalle, pero no se comparten las mismas ideas, y esto provoca falta de sentido a la hora de hablar o de incluso hacer cosas juntos cuando son de distintos pensamientos.

Sin embargo, en 1895 nace un hombre, Mitjaíl Batjín, quien años después nos daría para hablar. Una de las cosas más importantes que ha citado ha sido el CRONOTOPO. Ese término procede del griego y traducido es “tiempo-espacio”. Es aquella palabra que la empleamos para hablar del resultado de la combinación de “hechos”, el cual dicho resultado ha dependido del espacio y tiempo en el que algo ha sucedido, o realizado, marcando un “todo inteligible y concreto”, tal y como cita el autor.

Para llegar a comprenderlo mejor, nos ayudaremos de una fotografía realizada por la artista Lanaya Flavelle. Una fotografía horizontal y panorámica, en blanco y negro y realizada en un estudio lo suficientemente grande como para que entrasen todas esas mujeres. La obra se titula Different is beautiful, y Lanaya nos quiere enseñar mediante una fotografía catorce mujeres distintas entre ellas. Blancas, negras, con y sin tatuajes, delgadas, gordas, gimnastas y no gimnastas, etcétera. Sin embargo, a pesar de ser muy diferentes entre ellas, tienen algo en común, y es la temática de la ropa, la lencería, y la pose gestual, seductora y sensual. Así, la autora asegura que, como bien se llama su obra, “lo diferente es bonito”.

Ahora bien, hay que saber que actualmente, el mundo de la moda influye mucho en la vida de la mayoría de las mujeres. También ocurre con los hombres, pero no es el caso. En la actualidad, abres una revista de moda o buscas algo acerca de la moda y todas las mujeres que aparecen son delgadas, y la mayoría blancas. Lo que más ha influido en nuestra sociedad es la delgadez, y eso ha hecho que muchas personas acaben con una gran obsesión y tengan problemas como sucede con la anorexia o con la bulimia, entre otros. Sin embargo, mujeres curvilíneas como Tara Lynn, una de las mujeres más conocidas del mundo, modelo de tallas grandes con gran admiración por parte de la sociedad, han querido reivindicarse e ir en contra de las supuestas “normas”, impuestas por los diseñadores y otros factores.

Con esto, quiero citar que la fotografía se tomó en un espacio y tiempo determinado, aunque ha influido muchísimo el cómo ha crecido la autora, los motivos por los cuales ha llegado a realizar esa fotografía, quien defiende, no sólo a las que sobrepasan la talla 42, sino a aquellas que son más valoradas en la actualidad, las delgadas. Lanaya quiere defender a cualquier tipo de mujer, las cuales tienen el derecho a ser bellas, como cualquier otra mujer, y si es diferente, como ocurre con los tatuajes, si cada mujer tiene su personalidad y es ella misma, más bellas son. Por lo tanto, este es el cronotopo de la autora. Sin embargo, hay personas que están en contra de este movimiento y estos tienen un cronotopo distinto al de Lanaya. Ahora bien, si esta fotografía se la enseñaríamos a alguien sumergido en una cultura en la que la mujer vestida así para los ojos de cualquiera sea un pecado, una cultura machista, nos encontraríamos ante otro cronotopo. Cada persona haría esta obra de un modo u otro, dependiendo de su cronotopo, de su espacio y tiempo en el que se lleva a cabo, y esto es aquello que le da sentido a las cosas. Al igual que para unas personas, la fotografía tiene sentido y la defiende, hay otras que le encuentran sentido pero no la quieren defender, o bien otras personas que no le encuentran sentido el tener varias mujeres distintas con lencería en un estudio. Es así el hecho por el que todo depende de cada una de nuestras culturas, de dónde nacemos, dónde nos criamos, aprendemos y evolucionamos, obteniendo una serie de ideas, transformándolas o no en otras, y haciendo cosas. Estas cosas tienen un cronotopo, y es el marco de sentido, aquello que le da sentido a las cosas. Un sentido que lo pueden tener unos, y no otros, o bien todos, o bien ninguno.

viernes, 17 de octubre de 2014

Mito.

En 1915, nació en Cherbourg, Roland Barthes, quien con el tiempo se convirtió en ensayista, crítico y semiólogo. Una de las obras más importantes que ha escrito en su profesión fue Mitologías, realizada entre los años 1954 y 1956, apareciendo el libro un año después. Esta obra consta de diversos capítulos, 53 exactamente, los cuales también reciben el nombre de “tableautins”, y que habían sido recopilados de Les Lettres Nouvelles, revista en la cual habían sido publicadas inicialmente. Así pues, esta obra fue publicada después de la presentación de otra de las obras relevantes que nos podemos encontrar en su repertorio como El grado cero de la escritura (1953) y Michelet par lui-même (1954). Para conocer más al respecto, Jorge Ruffinelli nos asegura que “las Mitologías de Roland Barthes aparecen en español casi un cuarto de siglo después de haber sido publicadas en francés”.

Roland Barthes tiene la necesidad de realizar estos escritos mostrando unas preocupaciones sociológicas, refiriéndose incluso y especialmente a la burguesía, citando frases como “a esa especie de monstruo que es la pequeña burguesía”. Por lo tanto, entendemos que se oponía a esta clase social. Mitologías está principalmente dividida por tres bloques, siendo estos y en este orden: moral social, mitos políticos y concepción burguesa de la literatura.

A lo largo de la obra nos podemos encontrar con capítulos, con mitos, los cuales reciben el nombre de Striptease, Cocina Ornamental, El Vino y la Leche, Marcianos, El Mundo del Catch, Crítica muda Ciega, Los Juguetes, entre otros. La Gran Familia de los Hombres es también otro de los capítulos que se encuentran junto con los citados anteriormente, y que habla sobre una exposición de fotografías que se había llevado a cabo en Francia, en París, aunque había sido estrenada en los Estados Unidos, en el MOMA de Nueva York. Esta exposición contó con una gran multitud de fotografías realizadas por personas de todo el mundo y relacionadas con el humano en la vida cotidiana. Barthes cita acerca de la exposición que coloca “siempre a la naturaleza en el fondo de la historia”, asegurando que es una “antiquísima impostura”. Por lo tanto, en este capítulo habla de que la condición humana, la cual es considerada, en dicha exposición, como algo que está “más allá de la historia, de las diferencias sociales y del movimiento dialéctico de la misma sociedad”, cita Ruffinelli. Por lo tanto, la exposición se caracterizó por representar los gestos que tienen los humanos que aparecen en ellas, la interpretación de sus emociones y sentimientos, sus expresiones, la condición humana citada anteriormente y los distintos tipos de especies, la variedad con la que nos podemos encontrar en la población mundial, la sociedad internacional.

Barthes dijo en esta obra, publicada en 1957, “el punto de partida de esa reflexión era, con frecuencia, un sentimiento de impaciencia ante lo "natural" con que la prensa, el arte, el sentido común, encubren permanentemente una realidad que no por ser la que vivimos deja de ser absolutamente histórica: en una palabra, sufría al ver confundidas constantemente naturaleza e historia en el relato de nuestra actualidad y quería poner de manifiesto el abuso ideológico que, en mi sentir, se encuentra oculto en la exposición decorativa de lo evidente - por - sí – mismo”. Por lo tanto, Barthes tenía una gran preocupación por lo que se percibía en la exposición, y asegura que el hecho de que algo se realice todos los días, algo que para ellos es considerado “natural”, realmente es histórico. No tiene por qué ser algo histórico, algo nuevo y/o diferente. La vida misma también es como histórica. En conclusión, la lección que nos enseña Barthes en esta mitología es que la cultura no es natural, sino histórica. Lo natural es pretendido por la burguesía, tal y como es la ideología de esta clase social, estando equivocados según Barthes, quien insiste en que la cultura es histórica. Otra manera de explicar esto, dicho por Jorge Ruffinelli, Los gestos cotidianos de esta cultura se dan por sentado como la realidad natural , lógica y necesariamente, y la tarea que se impone Barthes será entonces oponer se a esa actitud, mostrar cómo la "naturaleza" de las costumbres y los actos son elaboraciones sociales, mitos, que caracterizan a una sociedad de clases.

Y para comprender todo esto, necesitamos conocer qué es un mito, ya que la obra Mitologías consta de múltiples mitos transcurridos en Francia, “aunque podrían ser representativos para otros lugares”, cita Sandra de Santiago. Así, Barthes dice que “el mito es un lenguaje”. Pero para comprenderlo mejor, Barthes explica que hay varios órdenes de significación. El primer orden es el signo icónico, el segundo es el de los significados connotativos, y el tercer orden trata de los significados culturales de los signos.

El segundo orden es aquello a lo que nosotros llamamos connotación, y es generado por los propios humanos. Sin embargo, también recibe el nombre de mito que es así como lo llama Barthes, y es el significado total de algo. José Cardoso explica que “debe surgir de las experiencias que hemos tenido y las asociaciones (las connotaciones) que hemos aprendido para acoplar con los signos”. Estas connotaciones no pueden ser independientes de la cultura en la que vive el humano, por lo que esto depende según la persona, quienes cada uno de nosotros tenemos una serie de signos, nuestro sistema de signos. Entonces, estos signos se convierten en los significantes de segundo orden.

Un ejemplo adecuado, ideal para comprender lo que Barthes nos quiere decir con esto, extraído de un artículo redactado por el profesor José Cardoso, el significante de la fotografía que vemos debajo de este mismo artículo, es “Foto de un soldado negro saludando a la bandera francesa” ; el significado, del primer orden, “Soldado negro saludando a la bandera” ; y el significado, del segundo orden, “Francia tiene un gran imperio; todos sus hijos, sin la distinción del color, sirven fielmente bajo la bandera francesa y que no hay mejor respuesta a los críticos del colonialismo que este soldado negro sirviendo a sus supuestos opresores”.


Barthes tiene razón, pues los mitos se imponen o los impone la sociedad y casi siempre hay algo que esconden y está dado por la forma”.
Sandra de Santiago Félix.


viernes, 10 de octubre de 2014

Identidad.

El primer contacto directo que tenemos al conocer a una persona es la apariencia que esta tiene. Una apariencia que nos puede hacer una idea del estilo que lleva y, posiblemente, una pequeña parte de cómo será esta persona: su comportamiento, su carácter, sus gustos, etcétera. Sin embargo, la mayoría de la sociedad anda equivocada cuando con solo ver la ropa que uno lleva, ya lo tacha de un estilo u otro, lo etiqueta de algún modo, y esto, sin haber conocido a la persona realmente. En ocasiones, las personas tienen una emoción al ver personas vestidas con trajes del estilo gótico, y esta emoción es o bien "esa gente debe molar" o bien "cambiémonos de acera", cuando ninguna de ambas partes han tenido la ocasión de conocer a estas personas y sólo se han dejado llevar por su imagen. Esto ocurre con todos los estilos, con unos más que otros, pero con todas y cada una de esas etiquetas que la gente les pone para llamarlos de algún modo, haciendo una clasificación de estos, diferenciándolos unos de otros con las características propias de cada uno de los estilos.

Por lo tanto, el hecho de que la vestimenta que tenga una persona sea un identificador social es posible pero no por completo. Debemos conocer que la vinculación de la imagen con la identidad en el siglo XVIII era prácticamente inexistente, puesto que para las personas “los trajes, las pelucas y el maquillaje no estaban destinados a expresar un Yo íntimo, solo asistían al simple goce de la imagen por la imagen, la idea de un sujeto divido en un afuera y un adentro no era siquiera contemplada”, cita Claudia Fernández. Sin embargo, el movimiento romanticista del siglo XIX fue lo que provocó que naciese el interés por vestir marcando cierta identidad propia. Así pues, la historia marca un cambio radical en la moda como identificador social, e “instituye un sistema de espíritu moderno, emancipado de la influencia del pasado; lo antiguo ya no se considera venerable y sólo el presente parece que debe inspirar respeto.” (Lipovitesky, G.1987. pp. 34-35.).

Así pues, es entonces cuando nacen con la modernidad estilos distintos como los que trataremos posteriormente como ejemplo, estilos que se contradicen bastante en cuanto a la forma de vestir: góticos y pijos, o “gente rollo negro/todo oscuro” y “gente que “viste bien”, y procuran ir a la moda”. Sin embargo, la sociedad emplea las etiquetas “gótico” y “pijo” para describir lo dicho en tan solo una palabra. A los góticos se les considera gente oscura, apagada, que buscan problemas, etcétera. ¿Por qué? Esa es la educación que se les implanta a la sociedad, el sentido de la palabra “gótico” que se aporta de madres a hijos de generación en generación en su gran parte, cuando este tipo de personas se encuentra en todos lados, y cuando digo en todos lados, me refiero a que se encuentra en todos los estilos. Es decir, el hecho de que vistan de negro, tengan el pelo oscuro, vayan con collares y pulseras de pinchos y botarras no explica que sean personas violentas y con maldad, es más, nos podemos encontrar con gente así y encima gente divertida y humilde. Por otro lado, el sentido de la palabra que se le da a los que son "pijos" puede ser bueno o malo, como por ejemplo el hecho de que son personas que "visten bien" (al parecer, los góticos visten mal, y no es así, puesto que son maneras de vestir diferente, y no hay un modo de vestir adecuado o inadecuado, es cuestión de lo que aprendemos, de nuestra educación, cultura y sentido que les dan a las palabras al conocerlas y contextualizarlas en una situación, además de que este problema nace del tener conceptos distintos de lo mismo). Pero también, sentido de la palabra que se lo han inculcado a muchas personas que "van de marca", por lo tanto "tienen pasta", e incluso se añade que son "creídos". ¿No hay góticos que vayan de marca, tengan pasta y sean creídos? ¿No hay pijos serios, sosos y antipáticos? Repito: hay de todo y en todos los estilos. No podemos tachar a las personas de algo con sólo conocer su manera de vestir. Evidentemente, nos aportarán información, pero no como para juzgar y conocer su personalidad por completo. Incluso las personas pueden llevarse bien y tener maneras de vestir distintas. No por el hecho de que vistamos de una manera u otra, tengamos que ser clasificados con un estilo en concreto que aporta una serie de características como gustos, odios, entre otros.

Por lo tanto, “No se puede saber cuanto influye la elección de la ropa sobre la educación” (Rousseau, J.J. 1969. p. 69.), por lo que primero tenemos que conocer a las personas, tener un primer contacto con los individuos, y dejarnos sorprender, o no, por ellos mismos, quienes demostrarán que la apariencia es un identificador social, pero sin saber hasta qué punto lo es, dependiendo de la persona, de su educación.

“Si la comunicación se extiende a todos estos niveles, no hay que extrañarse de que pueda existir una ciencia de la moda como comunicación y del vestir como lenguaje articulado”.
(AA.VV. 1976. p. 63.).


viernes, 3 de octubre de 2014

Su poder.

Las palabras son tan importantes… Son capaces de cualquier cosa, de crear o de destruir, llevándonos de un polo a otro, y las palabras las empleamos los humanos teniendo nuestra boca como instrumento, transmitiéndolas en este caso de formal oral, pero también se pueden escribir, y lo que es más importante, la lectura también nos comunica cosas.

De un modo u otro, empleamos palabras para comunicarnos. Aunque también existe la comunicación no verbal, que no viene al caso, aunque a mí me encante.

"La palabra es lo más poderoso que tenemos para crear. Podemos mover ejércitos con ella, hacer el bien y también causar la destrucción", dice Pedro Sanz en hoymotivacion.com Con ella, podemos explicar cosas, situaciones, entre otros, cambiar la opinión de las personas, modificar el estado de ánimo del humano… La palabra puede hacer tantas cosas y tan importantes…

Y cada palabra tiene un significado, aquello que nace de la relación de las cosas y que no existe por sí solo, y en muchas ocasiones las palabras constan de varios sentidos que dependiendo del contexto, tendrá un sentido u otro, aunque sea el mismo significado, es decir, que no se entenderá de la misma manera. Puede ser, por ejemplo, de la misma palabra, al depender su contexto, o bien algo negativo o bien algo positivo, todo lo contrario. Si yo empleo la palabra “negro” cuando me refiero al chocolate, la gente no lo entendería igual a cuando la empleo para referirme a una persona de piel negra. Suena racista cuando se dice algo así como “mira el negro ese”, cuando te refieres a una persona. Sin embargo, “me apetece chocolate negro” es diferente. De un modo, insultamos algo, le añadimos un sentido negativo a la palabra, y por otro lado es algo más bien positivo, o que al menos no afecta de la misma manera que a lo anterior. Así pues, el sentido es aquello que “orienta la acción”, según M. Weber.

También, podemos usar como ejemplo los colores. El blanco y el negro. En unos países, el negro se considera un color apagado, triste, etcétera. El color de luto, el de la muerte. El blanco el color de la paz, de la alegría y de la libertad. Sin embargo, en otros el blanco es el que emplean las personas en otros países cuando van a un funeral, cuando alguien ha fallecido, porque para ellos el blanco representa la palidez de la muerte. Y no sólo estos colores han sido empleados de luto cuando alguien fallece, también se han usado el azul, en la antigua Bretaña, e incluso el azul pálido en la Siria actual. Y para saber más, miles de años atrás, en el Antiguo Egipto y en el Imperio Romano, antes de empezar a usarse el negro, la sociedad se vestía de rojo. Y todo esto... ¿Por qué? Como se ha citado anteriormente, las palabras tienen un gran poder, cuyo significado nace de la relación de las cosas, y dependiendo del contexto tienen un sentido u otro, un sentido que es colectivo, compartido, y, añadiendo a este post, la manera en la que vivimos esos sentidos la llamamos cultura. Por lo tanto, el tema de los colores, de un uso u otro, depende del contexto, de la sociedad, del lugar, de la educación.

Los sentidos cambian según la cultura, son estos mismos sentidos los que generan culturas.

Enya.